Sólo quedan ocho meses para las elecciones autonómicas y el PSOE empieza a verlo todo de color azul. El rojo socialista que desde hace 30 años cubre sus tres feudos históricos empieza a teñirse de añil. Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura no han conocido durante los años de democracia otra forma de gobernar que no sea la de los socialistas, pero 2012 puede ser el año del cambio.
En las dos primeras regiones hace ya casi un año que las encuestas independientes y las internas de la formación señalan que el Partido Popular podría, por primera vez, hacerse con varios Gobiernos autonómicos. En la Extremadura de Guillermo Fernández Vara, a José Antonio Monago, presidente del PP regional, le hace falta trabajar algo más la tierra, pero, también por primera vez, los sondeos internos que maneja el partido indican que el PP acaricia la victoria, situándose a sólo un escaño del PSOE, cuando aún queda algo más de medio año para la cita con las urnas.
Además, a Monago las cartas se le presentan a su favor. Si hoy se celebraran las elecciones autonómicas en Extremadura, el PP conseguiría el 45% de los votos y el PSOE, el 46%, quedándose con 32 escaños los populares y con 33 los socialistas. Es decir, que la diferencia de 11 diputados que existe hoy en la Cámara autonómica está a punto de convertirse en un empate. Pero la balanza puede inclinarse definitivamente a favor del equipo de Monago tras la aparición de Convergencia por Extremadura, un partido que se le ha escapado a Fernández Vara por su izquierda.
Escisión socialista
Esta formación, que se presentó oficialmente el pasado miércoles, está formada por pesos pesados del PSOE extremeño –alcaldes y diputados– descontentos, tanto con José Luis Rodríguez Zapatero como con Vara. “Escisión cualificada”, la llama Monago, convencido de que restará votos al PSOE, los suficientes para que quede por debajo del PP.
Además, desde Convergencia ya han advertido de que no harán miramientos a las siglas si son decisivos para formar Gobierno: darán su voto a la lista más votada, incluso si es el PP. Algo que la formación popular, en principio, no rechaza. “No tengo inconveniente, mi apuesta es por el diálogo y el acuerdo; si encontramos puntos en común, podemos entendernos”, asegura el presidente del PP extremeño.
El alza del PP en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha coincide prácticamente con la ausencia de los tres barones socialistas que han sido la cara de estas comunidades durante tantos años. José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha, y Manuel Chaves, ex presidente de la Junta de Andalucía, saltaron con Zapatero a la política nacional, y ninguno de sus sucesores, José María Barreda y José Antonio Griñán, ha conseguido hasta hoy el respaldo popular de los anteriores.
En estas comunidades, además, el PP tiene como candidatos a dos políticos con proyección nacional –Cospedal y Arenas–, puesto que ambos pertenecen al Comité de Dirección de Génova.
Según los últimos sondeos del partido, María Dolores de Cospedal ganaría al PSOE con mayoría absoluta, avalada por una diferencia de más de siete puntos respecto a Barreda. En Andalucía, el pasado domingo se conocía el último sondeo que daba a Arenas otra mayoría absoluta con 10 puntos sobre Griñán. Era la undécima encuesta que otorga el éxito a los populares andaluces.
En Extremadura, la salida de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no del todo afín al actual presidente del Gobierno, ha dejado al frente del PSOE regional a un Fernández Vara que se mueve con cierta indecisión entre los barones críticos.
Pero el popular Monago le está, poco a poco, ganando la partida, cambiando la imagen de lo que hasta ahora ha sido el PP en esta región, donde se ha criticado mucho a los populares por no hacer calle. El actual candidato, sin embargo, lleva toda la legislatura de pueblo en pueblo –como Arenas y Cospedal– y asegura que las plazas, que parecían un feudo del PSOE, han dejado de serlo. Además, desde el PP extremeño recuerdan que, aunque el Gobierno autonómico siempre ha sido socialista, en las generales de 2000, el PP ganó en número de votos, y ciudades como Badajoz y Mérida han estado bajo mandato popular en la época de Ibarra.
Ahora, además, la crisis no ayuda mucho a los socialistas. La situación económica afecta especialmente a los bolsillos de los extremeños, donde el paro juvenil es del 47% y el total está por encima de la media, en el 23%. Los sondeos indican que el descontento es absoluto en esta comunidad, donde hasta el 42% de los ciudadanos considera que el PP merece una oportunidad después de tanto tiempo de Gobiernos socialistas.
Más allá de oportunidades, de lo que está convencida más de la mitad de los extremeños, el 52%, es de que el cambio de Gobierno es necesario, sobre todo, después de los tres años de gestión de Vara, que no salva más que un tercio de la población, puesto que el 64% de los extremeños no está satisfecho con cómo se han resuelto los problemas de la región.
Monago, por tanto, suma adeptos, mientras que Vara tiembla por si los 80 afiliados del PSOE que se han dado de baja para sumarse al proyecto de Convergencia por Extremadura arrastran a más militantes y le muerden un trozo de la tarta parlamentaria.
En el caso de Castilla-La Mancha, la última salida de tono de Barreda sobre la idoneidad de que Zapatero repita en 2012, ha demostrado que los sondeos internos del PSOE –como los del PP– también revelan que el sucesor de Bono va a tener muy complicado parar la subida de la secretaria general del Partido Popular.
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