La deuda pública europea a finales de 2012 ha alcanzado niveles estratosféricos: 11,01 billones de euros entre los 27 gobiernos de la Unión Europea, de los que 883.777 millones corresponden a nuestro país, cuya deuda fue la que más subió si se mide en proporción al PIB. Pero, con independencia de la gravedad de estos datos, me parece que son otros los que reflejan el verdadero cáncer de Europa, y de ellos apenas se ha dicho nada. Me refiero a la impresionante cantidad de dinero que los gobiernos vienen dedicando a pagar intereses a los bancos privados. En 2012, los 27 países de la UE dedicaron a ese concepto un total de 380.255 millones de euros, lo que representa un 2,9% de su PIB conjunto y España pagó 31.297 millones, un 3% del nuestro. Algo menos que Portugal, que dedicó el 4,4%, o que Grecia (5%) o Italia (5,4%).
Desde 2007, los bancos han propiciado 441.046 procesos de embargo. Sólo en 2012, las ejecuciones hipotecarias llegan a 91.622, un 17,7% más que en 2011, cuando se firmaron 77.854, una cifra que se acerca al año 2010, cuando se firmaron 93.600. Completando la serie, la institución registró 25.943 en 2007, 58.686 en 2008 y 93.319 en 2009
¿Cuánto costaría un rescate a los desahuciados?
Según el informe encargado por el Consejo General del Poder Judicial –de conclusiones apabullantes–, la hipoteca media ejecutada ronda los 230.000 euros. Multiplicada por el número de desahucios estos años –350.000– nos da una cifra: 80.500 millones de euros en hipotecas ejecutadas. Es una cantidad muy cercana a la del rescate a la banca pero, en este caso, no haría falta una millonada así. Bastaría con una fracción. Teniendo en cuenta que la hipoteca media española dura 24 años, y que para evitar la mayoría de los desahucios sobraría con una moratoria media de dos años, con una doceava parte de esa cifra habría dinero suficiente para paliar el problema. Hablamos, grosso modo, de 6.708 millones desde que empezó la crisis: unos 1.677 millones de euros al año: el 0,16% del PIB.
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